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Quien habrá sido el optimista creador de esta frase? Seguramente el ganador de la lotería de fin de año. Porque a decir verdad, cuántos de nosotros cambia de vida al cambiar el año? Nos ponemos metas, nos hacemos promesas, nos juramos… y seguimos con las mismas tonterías!! El problema es que todo esto se hace en las últimas semanas del año, cuando estamos hasta el cuello de tantas despedidas y festejos con cerveza, sidra, champagne, vino tinto, blanco y multicolor, y cuanta cosa haya en el mercado que tenga unos grados de alcohol. Como pretendemos acordarnos después si nuestras neuronas están tan mareadas que piensan cualquier tontería??
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Este año voy a dejar de fumar – La mayoría de nosotros sabemos que no es verdad, excepto que nuestro organismo diga “basta!” y nos dé un susto de padre y señor nuestro. A quien queremos engañar si sabemos que nos gusta echar más humo que una locomotora a vapor?
Este año empiezo la dieta en serio – Después que nos dimos una panzada de cerdo, cordero, asado, pan dulce, turrones, helados y cualquier cosa que tenga más de 500 calorías por porción, nos damos cuenta que engordamos 5 kilos en dos días y pasamos del jean ajustado al pantalón de gimnasia con elástico, del vestidito entallado al solerito suelto y de la bikini a la malla entera con un pareo en la cintura!! Para que nos mentimos si sabemos que el tiempo que dure nuestra dieta es proporcional al tiempo que transcurre hasta el cumpleaños más próximo?
Este año me compro el 0 km – Las probabilidades son las mismas que tenemos de conseguir un laburo cuyo sueldo nos permita, al menos, pagar una cuota sin tener que dejar de comer.
Este año me voy de viaje a Francia – En esta ciudad la Av. Francia tiene un hermoso cantero al medio con palmeras añejas, sombra y aire fresco. Lo que no estoy segura es que dejen armar una carpa entre los bancos para pasar unos días de vacaciones.
Y los ejemplos son tan abundantes y variados como gente hay en el mundo.
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Seamos realistas, revisemos nuestras metas y no pensemos que por cambiar el almanaque la vida será tan flamante como el papelito del 1 de enero. Aceptemos la realidad y luchemos día a día por mejorarla, sin esperar milagros. Vivamos con alegría disfrutando los pequeños momentos del día a día, que tantas veces pasan desapercibidos por estar pensando en el mañana. Distingamos lo que es bueno de lo superfluo y efímero que solo nos da una alegría pasajera. Y dediquemos cada minuto en pensar lo que la vida nos regala a diario en vez de querer comprar una felicidad fabricada.
Así, cuando el 31 de enero del 2011 levantemos nuestras copas nuevamente, no tengamos que decir “Al fin se fue este año de m…” Y podamos decir “Brindo por todo lo que tuve y que se multiplique la felicidad cada nuevo día vivido”
¡¡Les deseo a todos un año de paz y alegría, de mucha salud
y un sol inmenso en cada corazón!!
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