miércoles, 2 de diciembre de 2009

Sin palabras…

 

Algo que escribí alguna vez y hoy me sirve de homenaje.

Jack y Gato

“Si, podría poner sólo la foto y simplemente decir "una imagen vale más que mil palabras". Pero creo que merece una entrada completa.

Jack es un viejo perro de más de trece años. La cruza de labrador con alguna otra raza que nunca supimos cual era dió como resultado un perrazo con todas las características del labrador, pero con un cuerpo mucho más grande. Llegó a la casa de mi mamá cuando tenía apenas 3 meses. "No va a ser muy grande" dijo mi hermano, pero el tamaño de sus patas ya dejaban ver que no iba a quedar muy pequeñito que digamos. Con un carácter muy tierno y alegre fue creciendo y comprando el cariño de todos. Nunca mordió a nadie, ni a los chicos que lo volvían locos, ni a las visitas, ni a los otros perros. Sólo una vez lo vi pelearse con dos rottweiler a los que hizo salir corriendo.

Aprendió a abrir el pasador que cierra el portón del patio, lo que hizo que probaran mil formas de trabarlo y sólo un candado dió resultado. Destrozaba lo que encontraba a su paso si lo dejaban encerrado en algún lugar y siempre recibió a las visitas con un regalito que les traía en la boca: una botella de plástico, un pedazo de madera, un papel o una simple hoja, lo que encontrara primero lo llevaba de obsequio ladrando y saltando alegremente. Por supuesto que su tamaño y su color negro siempre inspiró desconfianza y miedo, así que las visitas nunca le recibían los regalos.

Nunca compartió su territorio con otros perros, sin embargo, cuando yo llegué a esa casa con mis perros no hizo ningún problema y compartió su lugar con ellos alegremente al igual que con los diferentes gatos que han ido pasando desde que vive acá.

Nunca entró en la casa, por su tamaño y porque mi mamá siempre dijo que los perros son para estar afuera. Cuando la enfermedad de mi papá hizo que ya no se levantara de la cama, lo hacían entrar todas las tardes hasta la habitación para que compartiera un rato con su compañero inseparable. La tarde del 24 de octubre del 2000 no había forma de hacer que no entrara. Cada vez que alguien abría la puerta se quería meter en la casa con una desesperación inusual. No podíamos entender que le pasaba. Esa noche, mi viejo, su amigo, falleció. El lo sabía, no me pregunten como, pero lo supo antes que nadie.

Con nuestra gata "Gato" ha tenido una relación muy especial. Ya les había contado alguna vez su reacción cuando Gato tuvo los gatitos sobre su "cama" en el galponcito, donde dormía todas las noches: "Una de las cosas que más me maravilló fue que el lugar que la gata eligió no fué la cajita con sábanas y mantas que le habíamos preparado, sino el rincón donde duerme el perro, un labrador enorme!! La puerta del galpón estaba abierta y a pesar de estar lloviendo, el perro había respetado la decisión de la gata y se había ido a dormir a otro sitio. Eso me pareció un gesto de solidaridad y total falta de egoísmo de su parte."

Ahora está viejo, a veces le fallan las patas traseras cuando quiere pararse o salir corriendo y tiene cegueras temporales que hace que se choque todo lo que se cruza en su paso. La primera vez que le dió una de esas cegueras llamamos al veterinario, que nos confirmó que era producto de la edad y que no había forma de remediarlo, pero que no nos preocupáramos, que él aprendía a andar por el patio sin problemas. Y vimos algo que, yo al menos no había visto jamás, la gata no se separaba de su lado, caminaba pegada a una de sus patas delanteras como si fuera un lazarillo. No se si en su idioma podía guiarlo, pero se veía claramente que esa era su intención.

Y hasta el día de hoy son inseparables. Todos sabemos lo friolentos que son los gatos y podría acurrucarse a dormir en algún rincón del galponcito donde tiene cajas, mantas y almohadones para no pasar frío. Pero ella elige dormir junto a el, acurrucados junto a la puerta de la cocina, acostada sobre su cola y metiendo su carita bajo la trompa del perro…”

Quince años compartiendo nuestras vidas, compañero fiel, cariñoso, alegre, agradecido…Ayer tuvieron que sacrificarlo. Las inyecciones no hacían efecto, ya no se podía levantar y no podía controlarse para hacer sus necesidades. Lo vamos a extrañar, porque era de esos perros que hacen notar su presencia, por su tamaño y por su cariño. Algo va a faltar dando vueltas por el patio y en el aire la frase “salí Jack!” Cuando mire al cielo por las noches voy a ver dos estrellas muy juntitas, porque estoy segura que allá está jugando con su gran amigo, mi viejo, que le tira un cometa y el corre a buscarlo como hacía en los viejos tiempos con un palo, cuando el césped era bien verde y el aire… era otro aire.

Que en paz descanses viejo Jack.

AD5582~1